PRIMEROS PASOS

La presencia de la vid en España se crea de forma espontánea y silvestre, ocupando grandes extensiones en el tercer milenio a.n.e. En el siglo VIII a.n.e. en la Península Ibérica se importaba vino desde Egipto en odres de piel de cabra y en ánforas de barro cocido, transportado y comercializado por los fenicios. El vino importado desde Grecia llega a finales del siglo VII a.n.e. y el primer cultivo de la vid en España se realiza en el delta del Ebro en el siglo VI a.n.e.

Durante la dominación romana el cultivo de la vid se extendio por toda la Península Ibérica excepto en el País Vasco, Cantabria y Asturias.

Tras la caída del imperio romano el vino tuvo una importante decadencia y con la invasión árabe de la Península Ibérica, se estableció la prohibición no sólo del consumo del vino sino también del cultivo de la vid, arrancándose grandes extensiones de viñedo o siendo abandonados, manteniéndose su cultivo gracias al cuidado en monasterios, ermitas, iglesias y santuarios.

Una vez realizada la reconquista de España el 2 de enero de 1.492 se repobló el viñedo español a partir de la colonización eclesiástica, construyéndose conventos, haciendo posible el renacimiento de la vitivinicultura, durante el medievo se realizó un crecimiento y una mejora del viñedo, coincidiendo con el impulso obtenido gracias a la peregrinación cristiana que independientemente de sus motivaciones religiosas, al estar en la ruta jacobea se produjo un importante intercambio varietal, a través de los peregrinos y de los monjes franceses.

Tras la conquista y colonización de América, los españoles introdujeron la vid en México y Perú y los portugueses en Brasil para posteriormente extenderse por los países del continente propicios para su cultivo, en mil quinientos dieciocho temiendo que los vinos del nuevo continente hicieran la competencia a los vinos españoles se prohibió el cultivo de nuevas plantaciones con excepciones de permisos especiales, manteniéndose vigente esta medida durante un siglo y medio a excepción de la Compañía de Jesús que llevaron la vid hasta Argentina y California, constituyendo el origen del desarrollo vitivinícola actual en esas tierras.

En la segunda mitad del siglo XVII con la aparición de la botella de vidrio, unido a la idea de taponar el orificio por donde sale el vino junto con la invención del sacacorchos se dio un paso imprescindible para la obtención de los vinos clásicos actuales, al descubrir que los vinos en botella se conservaban durante más tiempo y de este modo con el tiempo obtenian un aroma distinto (bouquet) en los vinos de más calidad. En Burdeos fueron los primeros en elaborar los vinos de calidad con crianza en barrica y conservados en botella.

En el siglo XIX el mundo del vino gozaba de un gran esplendor, elaborándose vinos modernos y singulares de distintas regiones vitivinicolas, cuando los viñedos europeos se vieron sorprendidos por la invasión de la filoxera, siendo reconocida en Europa en 1.863 en un invernadero de uvas de Hammersmith en las cercanías de Londres y extendiéndose por Inglaterra e Irlanda en 1.867, en 1.868 aparece en Francia en los viñedos de Gard y de Burdeos y posteriormente arrasa los viñedos de las demás regiones francesas, llegando también a Alemania e Italia.

A causa de arrasar más pronto la plaga de la filoxera el viñedo francés que el viñedo español, se originó una gran demanda de los vinos españoles, lo que ocasionó que las bodegas tuvieran que renovarse y especializarse para introducir el sistema francés de maceración en grandes barricas de madera y la elaboración en pequeños toneles de roble, a la vez que muchas bodegas francesas se instalaban en distintas regiones españolas.

La filoxera finalmente arrasa también el viñedo español y en 1.976 se introduce en España, localizándose en Málaga en la finca «Lagar de la Indiana» en el término de Molinejo, en 1.878 se localiza en la Costa Brava en Girona y en 1.882 en Verín y en Monterrei en Orense procedente de Tas os Montes un valle alrededor del río Duero en Portugal y se propaga por todo el territorio vitícola en la península Ibérica en tan sólo 40 años desde su aparición.

En Europa ya se había optado por frenar los daños del insecto empleando portainjertos resistentes a la filoxera, por lo que en España se tuvo también que renovar prácticamente la totalidad del viñedo injertando las variedades europeas en patrones americanos resistentes a la filoxera, aprovechando la ocasión para realizar cultivos de más bajos rendimientos apostando por la calidad ante la cantidad de producción a la vez de una renovación de las bodegas.

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